La desalación: solución estratégica ante la crisis hídrica en Chile
El futuro del agua en Chile depende de las decisiones que tomemos hoy, con un enfoque claro en la eficiencia y la sustentabilidad y que requiere de un apoyo en temas de permisología.
La escasez de agua en Chile es una realidad creciente que afecta tanto a las personas como a sectores industriales clave. Ante este escenario, la desalación de agua se presenta como una solución estratégica para garantizar el suministro.
Desalación como Solución Técnica
La desalación es un proceso que convierte el agua de mar en agua potable utilizando tecnologías como la osmosis inversa o la destilación. Este proceso ha avanzado significativamente sobretodo en países de Oriente, mejorando su eficiencia energética y reduciendo sus costos operativos. Las plantas desaladoras actuales, que aprovechan fuentes renovables como la energía nuclear, solar y eólica, son una alternativa viable sobre todo para el norte y centro de Chile, donde la escasez de agua es un problema crítico.
Aunque la desalación es una tecnología prometedora para consumo directo y regadío, uno de los desafíos principales es el consumo de energía dada nuestra geografía. Sin embargo, la creciente incorporación de energías renovables en la matriz energética, permite que los costos disminuyan y además que las plantas desaladoras contribuyan a la sostenibilidad y a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Impacto Ambiental y Sostenibilidad
Uno de los aspectos más importantes de la desalación es la gestión de la salmuera, el residuo concentrado del proceso. Si no hay manejo adecuado, la salmuera puede dañar los ecosistemas marinos. Por lo tanto, es fundamental que las plantas desaladoras implementen tecnologías que permitan su tratamiento y disposición segura. El uso de energías renovables y la optimización de los procesos para reducir la huella ambiental, también son aspectos clave para garantizar su viabilidad a largo plazo.
Desafíos Regulatorios
El desarrollo de proyectos de desalación enfrenta varios obstáculos regulatorios. Obtener los permisos para construir y operar las plantas es un proceso largo y complejo, que requiere una evaluación exhaustiva de los impactos ambientales y la coordinación con diversas autoridades. Por lo tanto, es crucial una política para agilizar estos trámites y fomentar una colaboración más estrecha entre los sectores público y privado para garantizar la implementación de soluciones tecnológicas necesarias.
El futuro del agua en Chile depende de las decisiones que tomemos hoy, con un enfoque claro en la eficiencia y la sustentabilidad y que requiere de un apoyo en temas de permisología.
Autora

Carla Tapia
Ingeniera Civil Hidráulica






